Todas las piedras suelen interesar
Desde el momento que el silencio murmura y desnuda sus almas.
Pueden ser inmensas en Sacsayhuamán,
Extrañas en el meteorito de Puno,
Recordatorios en los petroglifos,
Preciosas en las gemas,
Inoportunas en las vesículas biliares y en los cálculos renales,
Inquietas en las manos de los adolescentes o de los solitarios,
Prisiones de los que viven del qué dirán,
Pero
Ellas forman parte de todas las piedras.
A orillas del mar, entre las espumas de la playa y las casas de
barro, caña brava y madera de Cerro
Azul, al frente de la humedad vieja del poblado, existe una bahía con cantos rodados
plateados en las noches frescas por
rayos de luna llena. Al acariciar las piedras, con ánimo nocturno y
cómplice, se siente los colores particulares que ofrece la vida, se establece un diálogo sideral y
laico frente al capricho de sus formas heterogéneas. Las piedras exhiben, sin rubores,
sus comunes vejeces y nos hacen sospechar de sus ruedos furtivos entre las olas apenas visibles y las arenas complacientes,
en la quietud del tiempo,
El sentimiento hace comprender por qué las estadísticas y otras
ciencias exactas suelen ser apenas una
mirada aérea de la realidad viva que solo puede ser experimentada estando en
medio de los aromas del bosque, de los
vientos areniscos de Paracas, de los
Ríos y humedales de la selva, de las
Sensuales siluetas de las dunas, de la
Gente caminando en diversas direcciones, de los
Mercados pueblerinos repletos de frutos sin marca, de los
Calores de las pieles humanas en el caleidoscopio prodigioso que nos muestra
la vida de la que somos parte.
Toda la naturaleza tiene vida y trascendencia en un movimiento perpetuo de trasformación
creadora. La única excepción a esta regla es la piedra filosofal, que por su
falta de verdad esconde el ansia de poder y notoriedad, por eso no forma parte
de Todas las Piedras, entre las cuales nos situamos en el epicentro de la vida,
sin necesidad de políticas de estado que hasta ahora la razón interesada no
sabe explicar para que sirven.
Martín Mendo
Penúltimas sensaciones
Comentario de MARCO ANTONIO VERA GONZALES DEL VALLE, recibido por mail:
ResponderEliminarDespués de dar lectura a HUELLAS SOBRE EL BARRO, YO ME PREGUNTO DONDE y por que se mantuvo escondido Martín Mendo con sus obras literarias, con esa riqueza de sentimientos , emociones y pensamientos tan bien descritas y con ese peso de saber decir lo que se siente y ese animo de dar testimonio de todo lo vivido y esas esperanza de cambio para que el humano trascienda y supere su enojo consigo mismo y se haga realmente humano...en fin, solo tu lo sabes...Pero lo que si se, que es necesario que todo esto se conozca y reconozca en todos los espacios que nuestra facultad personal lo permita...gracias por darme un momento placentero de lectura saludable.