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  Marcha atrás Los decadentes políticos, con visión de barbarie, nos señalan como culpables de los problemas actuales. Bajo esa mirada revejida, la ciudadanía de la que somos parte, ha sido rebautizada. Para ellos somos caviares, terroristas, ignorantes, provincianos, maricones, asesinos, corruptos, miserables, informales, ilegales, taperistas (…y sigue la lista). El dedo acusador es la quinta esencia de una ideología bruta y achorada, que no discute con ideas, sino con insultos, cuando se trata de defender mezquinos intereses. Culpan a otros de sus propias fechorías. Aunque en verdad, parte de la culpa de mantener a caducados políticos, es haber votado, sin conciencia propia, por los mismos de siempre. En la escala más baja de la estructura social, los lúmpenes, rendidos, por una falsa promesa, un taper o una limosna, todavía aplauden las oscuridades políticas, económicas y socio culturales a las que nos han sometido, con la mirada de un poder en retroceso de la historia.  Martín
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  Los caminos del destino Las conversaciones entre amigos, contentos por el reencuentro, suelen ser de recuerdos de la infancia, en medio de un escenario de aguas frescas de manantiales, en un bosque de sauces. Brillan los ojos con imágenes de barrio, de juegos extinguidos, de campeonatos de fulbito en los que brindábamos la vida. Ahora sentados sobre las canas de la misma banca, del mismo parque, del mismo pueblo, sentimos el alivio del viento lento del mediodía.   Reverdecidos hablamos sin parar de libros leídos con inocencia y ternura. Recordamos al Readers Digest, a Mecánica Popular, a Los Miserables de Víctor Hugo, entre otros que estaban a nuestro alcance.   Alguien menciona los libros que compró a los doce años, en la feria dominical en el suelo de la calle principal del pueblo. Aún quedan en la memoria las primeras lecciones teóricas de un manual de sexología, de El origen de las profesiones de Spencer y de los poemas de José Santos Chocano, el “cantor de América”, au
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  Estás y no estás   No sé si veo o imagino que estás aquí. Tengo en la boca un bouquet impreciso de recuerdos.   Es un pasado perfumado de múltiples aromas, por el que sigues aquí conmigo. Pero ahora, pasados los años, solo la aderezada física cuántica puede explicar si estás o no estás comigo de la mano. Por eso necesito escuchar de tu propia boca si estás o ya te fuiste.   Martín Mendo, Abril de 2024 Pachacamac, Lima Imagen Google  
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  Nuevas certidumbres Luego de muchos días de vientos turbios ha llegado el momento de sol de primavera. Ahora nos acarician las luces y nos inundan posibles certidumbres. Mejor no podemos estar. Solo tenemos que pintar nuevos paisajes, con arco iris en medio del ocaso de la tarde lluviosa. Usemos acuarelas con fuertes colores andinos. Vayamos tras un nuevo amanecer bajo la sombra de una higuera con aroma campestre, canciones de pájaros, aires aterciopelados, recuerdos bienvenidos y mucha luz imaginada. Son suficientes las tazas de café sobre la mesa y nuestras ganas convertidas en suspiros profundos frente a las arrugas oscuras de un país ajeno, sin vuelo, quieto a la espera de nuestras resurrecciones para hacerlo nuestro. Pero en verdad nada está quieto porque vivimos en un estado larvario continuo que nos hace sentir el paso a paso de nuestras metamorfosis. El silencio de hoy es una caricia esperada de todos los tiempos de la historia, con su destello de verdades frente a nuestros
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Campaña nacional contra la mudez   A veces, cuando los huaycos se deslizan como víboras desde los cerros, dan ganas de quedarse mudo como un hongo, en evasivo silencio para escuchar solo trinos de pájaros en las madrugadas y caídas cadenciosas de las hojas de los árboles. Pero los hongos son hongos ¿Y nosotros que somos? ¿Qué somos cuando también nos quedamos mudos y pasan auroras y crepúsculos y seguimos mudos? En los hongos se insensibilizan los sentimientos. Ya lo sé, pero en nosotros la vida debe cambiar de cuajo hasta por vergüenza ajena, con la misma fuerza de las lluvias de la selva frente a los incendios de bosques. Sin embargo, ocurre que nos dicen y nos jalan. Nos avientan, nos pisan los dedos y nos cansan los dueños del país con sus hurtos y sus cuerpos falsos. Pero hasta ahora muchos seguimos mudos. Inmutablemente mudos. Es tiempo de indignarse ante la podredumbre engastada en la piedra despreciable de la corrupción cotidiana de los poderosos. Es hora de la presencia

Filas

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Filas La vida es lo más grande: perderla es perder todo. Bertold Bretch Hoy me he levantado más alegre que otros días Con ganas de arreglar mis ajadas limitaciones A las pobres las he puesto en fila india En el patio soleado debajo de las buganvilias He acariciado sus cabezas gachas Con manos lentas llenas de perdones y cariños Pero la fila reparadora me hizo recordar Tiempos de filas europeas para hornos nazis Por su lado las filas peruanas en las madrugadas Me trajo a la memoria los desabastecimientos Así como las filas tristes en largos pasillos De hospitales de descarte de carne y huesos Las filas y filas en los paraderos de autobuses Dedicados a las mujeres y hombres de a pie Las filas para las ánforas de las vanas ilusiones Cada cinco años en clima de promesas y mentiras Por eso he dejado mis limitaciones tranquilas Para que respiren la brisa fresca del mar cercano Y me he puesto serio a pensar en la mudez Esco

La historia se mueve...

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  La historia se mueve…   Las hojas secas saben caer juguetonas al pie de los árboles. Siempre bajo el ritmo de baile sosegado del viento de las tardes   En cambio, los números y sueños colgados apenas de un hilo, caen desprotegidos de nuestras manos, en el camino de la vida   Nosotros no podemos volver atrás los pasos dados hacia adelante. Solo nos queda la pérdida y la lección aprendida de la experiencia.   Ahora sabemos que los números y los sueños nacen desde las raíces, hasta llegar a la copa de los árboles, como parte de la sangre savia    La historia se mueve dijo el gran Galileo, con limpieza. “Eppur si muove” se hizo verdad, pero herejía para el santo oficio   Sin embargo, la tierra sigue girando alrededor del sol, aunque el santo oficio convirtió su historia en espada y cruz   Ahora advertimos a los nuevos Galileos que no se nieguen a sí mismos Estamos en tiempos de afirmaciones y no de abjuraciones.           La vida misma es un