Antojada historia de la cooperación



Antojada historia de la cooperación

La historia universal todavía no alcanza a completar su visión del pasado lejano de la humanidad. En sus manos solo tiene algunos relatos de los primeros pasos de la especie.

Hasta hoy prevalecen las incógnitas del sentido de la vida

Más conocida es mi historia
Tú historia
La historia de él o de aquel  en los círculos familiares

Sin raíces en tiempos iniciales, un tanto aislados del pasado y del futuro. Sin historias suficientes del tiempo total, necesitamos una historia que nos inunde de pertenencia colectiva, junto a otras especies del  planeta

De vínculos e intercambios
De cercanías y lejanías
De amores y desamores

Solo así podremos comprender la vida y muerte o las preguntas cuyas respuestas no disipan ensoñaciones

Ahora nos visita el miedo por la peste
Nos pone al filo del abismo
Y en la necesidad de recrearnos

Desde que nos convertimos en especie, hace ciento cuarenta mil años, por instinto y legado de otras especies más antiguas se inventaron pócimas y amuletos para sobrevivir en cooperación.

Durante milenios hemos construido buenas formas de complicidad, de relación entre semejantes para existir y reproducirnos con el mismo brillo de todos los seres de la tierra.

Con la cooperación hemos puesto en su sitio a la rivalidad y la mezquindad  cada vez que se han desbordado. Las luchas por crear nuevas formas de vivir juntos, sanos y construyendo es constante. La Minka andina es un buen ejemplo de resistencia y construcción sobre las piedras negras y las piedras blancas de César Vallejo.

Manos alfareras nos han venido puliendo poco a poco
Abiertos al paisaje andino iluminado por el Inti
Con aguaceros, vuelo de aves y flores alegres

Haciendo uso del compartir y la reciprocidad con el agua pura de  manantiales andinos que descienden con susurros desde los Apus

Hasta que llegó la monotonía y aparecieron agazapados los antivalores de la cooperación que nos hizo caminar como cangrejos. Aceptamos los cambios como un regalo de espejitos con imágenes futuras de un mundo mejor. Metimos en los corazones a la ilusión, la confusión y el dominio ajeno

Los líderes aprovecharon sus violentos talentos de promesa y fuerza. Lo mío y lo tuyo se convirtieron en una postiza pandemia de múltiples  cabezas.

Durante miles de generaciones, con ambición y codicia se dibujaron pirámides patriarcales y desigualdades inmóviles que tantos dolores de cabeza nos ha traído con las sachas democracias, de diferentes latitudes.

La relación de poder entre humanos se ha ido sofisticando hasta alcanzar la perversa existencia de hoy, felizmente acompañada de la empecinada lucha por la libertad  basada en la cooperación entre iguales.

Desde la organización nómade y de clanes regionales hemos llegado a las organizaciones  globales  de las  divinas corporaciones actuales.

Las enfermedades se incrementaron progresivamente porque la codicia se expandió como fuego en  la Amazonía mediante  las invasiones y conquistas de una cultura sobre otra, de un territorio anexado a otro, de una especie por encima de otras especies animales, vegetales y minerales.

Nunca comprendimos que somos parte de un Todo, sin iluminados, ni elegidos que nos representen en cualquier forma de tribu. 

La Pachamama fue sacudida por la fiebre de la ambición. Ingrato recuerdo, del que muy poco se dice, fue la conquista del Tahuantinsuyo que trajo el contagio de enfermedades con las que murieron el noventa por ciento de aborígenes.

Ahora los virus de este tiempo, con su manto de muerte, nos obligan al retorno de la cooperación entre nosotros para salir de la pandemia y resistir con fuerza al otro virus de las mezquindades y las ambiciones egoístas que tratan de contener la construcción de una nueva realidad cuyo dibujo compartido está pendiente.

Martín Mendo / Pachacámac
Abril 2020

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Acuarelista Juan Carlos Zevallos Moscairo


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