Descubrimiento de
Europa
Los primeros humanos, pre-modernos
o arcaicos, hace dos millones de años descubrieron Europa, en inmensos éxodos
ocurridos en la protohistoria.
Pasados cerca de dos
millones de años, los humanos modernos
que evolucionaron en el África negra subsahariana, hace ciento cuarenta mil
años atrás, siguieron las rutas de sus
antecesores.
Las hipótesis de los
investigadores nos dicen que los primeros éxodos de los humanos pre modernos, en
busca de pan y agua, fueron hechos por los
Homo Erectos o, su estadio siguiente, los Homo Sapiens.
La mayor coincidencia de los
estudiosos indica que fue el homo sapiens el nuevo descubridor de Europa. Es
testigo el ADN mitocondrial de los fósiles encontrados hasta el momento.
Los homos sapiens se
hicieron conquistadores cuando todavía no se había inventado las carabelas y
arcabuces, ni hubo cronistas oficiales que santificaron la Ley de Talión.
Desde las primeras
colonizaciones Europa no pudo librarse de la sangre y muerte, en la cruzada por
la vida.
Sin espadas, ni cruces, la
violencia entre humanos se concentró en una Europa que tendría un futuro de dos
guerras mundiales.
El mestizaje, el saqueo y
la vejación a los europeos de esos tiempos fueron sufridos, principalmente, por
los originarios Neandertales.
Pasado el tiempo, nadie pudo
sospechar que la historia volvería a repetirse en una época de eurocentrismo que, a su manera, guía la globalización mundial imponiendo su civilización
y su democracia para pocos, mirando siempre la paja en el ojo
ajeno del tercer mundo.
Por lo que nos toca, los hijos
de África nacidos en la inventada España en el siglo VII, se adelantaron a
otras potencias durante el siglo XV y “descubrieron” América.
Esto es, si no se cuenta a
las tres olas migratorias previas de los hombres modernos que se asentaron en
Asía y hace 15 mil años llegaron a América del norte, del centro y del sur,
incluyendo la Patagonia.
Ahora mismo los éxodos de
los latinoamericanos a otros países latinoamericanos provocados por el imperio
del norte y sus triquiñuelas contra sus colonias, sobre todo cuando estas
quieren despertar y pecan de desobediencia.
A la par, en estos días los
éxodos de africanos que cruzan el Mediterráneo, también encuentran las
fronteras cuidadas por autoridades que son descendientes de los primeros
africanos llegados a Europa.
Desde las atalayas del
poder los europeos no descuidan sus territorios como el más serval de los
mamíferos, aunque critican a Trump por sus muros fronterizos.
Los entendidos saben que
el primer mundo produce éxodos por las ambiciones sin límites de sus gobernantes, que
ajustan estómagos famélicos en nombre de la doctrina, con la que siempre
perdemos.
Hombres y mujeres europeos
comunes e indignados, felizmente, se paran fuerte y abren puertas y abastecen sus
ollas solidarias para dar posada y comida a los peregrinos, como una forma de
protesta ciudadana de la posmodernidad.
Los éxodos continúan y
caminan de la mano de una nueva colonización, aunque los actuales conquistadores
de Europa no van por oro, sino por tomar un poco de agua y un mendrugo de pan,
para saldar las cuentas pendientes creadas por una sociedad acomodada a la
existencia pestilente de la desigualdad, como signo mayor de los tiempos.
Martín Mendo
Pachacámac, 12 Octubre de
2017
Imágenes Google: olpcivilizations.wordpress.com
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