Monumento
 A Sigmund Bauman y su modernidad líquida

Terminó de observarse con ojos de águila en el espejo de su casa.

Con un guiño de aceptación caminó hacia la puerta de salida con ganas de ejercer su protagonismo entre las multitudes

Cerró la puerta con las llaves en las cerraduras de tres vueltas que le brindaba una relativa seguridad a sus pertenencias y al sentido de su vida

Desde los primeros pasos en la calle comenzó a repasar el inicio de la charla que tendría con un grupo de neo-renacentistas perdidos entre la carne y los huesos de la existencia

Hablar por hablar de su maravillosa vida le gustaba mucho más que la sal de la vida

Se sentía fuerte después de los años de lectura de libros de autoayuda con los cuales hizo una mezcla de las herramientas del pragmatismo occidental y de los inciensos del espiritualismo oriental

Convino consigo mismo en aceptar la recomendación de las escuelas de oratoria de iniciar su discurso con una anécdota de su larga experiencia

Ya en camino le brotaban las palabras por todos sus agujeros naturales en medio del silencio mental de un discurso en todos los colores del arco iris

Cuanto  más narraba sus historias de éxito y penurias sintió que su apuro se relajaba.
Sus pasos se hacían lentos
Pies atados
Raíces en tierra
Tictac monótono
Oídos ciegos

Las palabras caían en la vereda de cemento como miel espesa
El amor meloso de su relato lo dejó paralizado- detenido-mudo...

Sus orejas y cabellos adquirieron el sonido del otoño por hojas crujientes  movidas por el  viento

Dicen que sigue estacionado por el peso de las máscaras con las que siempre quiso tapar sus agujeros para evitar ojos ajenos y miradas intrusas

Ahora ya no es dueño de sí mismo

Se ha convertido en un nuevo personaje de una cultura nacional que inventa héroes hasta porque alguien mete un gol y nos hincha el patriotismo

A pocos días un grupo de trabajadores municipales lo encontró hecho estatua parecida al gran Gautama

Cumpliendo órdenes del alcalde lo pintaron de color dorado con el mismo brillo de las fantasías

En la era del conocimiento las autoridades patriarcales y sin patrimonio cultural propio les gusta mucho repintar los monumentos de la ciudad antes de las nuevas elecciones

El alcalde es un hombre práctico y veleidoso pero que no necesita hablar del amor con insistencia para sobrevivir en la jungla

Allí sigue el monumento dorado al que le han salido pátinas verdes de óxido en el cuerpo y en el alma

Con la energía depredadora se aplaude a rabiar todas las formas de frivolidades que se han hecho habituales en saludos y despedidas con bendiciones que más parecen maldiciones

Todos los días la gente de paseo se toma selfies al lado del monumento

Martín Mendo
Pachacámac, febrero  2018

Imágenes Google: Pinterest.es

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