Hoy la vi
"Hoy la vi. Fue
casualidad… Yo estaba en el bar. Me miró al pasar”,… canta por siempre Leonardo
Favio a todos los vientos. En mi historia también "la vi”,…por única vez tres
veces,… pero la mariposa casualidad se perdió, muy pronto, por la maduración
acelerada de las ganas reposadas en las sombras de campos de molles, en las que
dejamos el recuerdo profundo de la vida
fugaz que ya no podemos volver a caminar.
Fusiones
Mis parientes de
China me podrían enseñar a cocinar el original Lo Mai Gai, ahora que estoy
pasando apuros en la cocina. En la alacena tengo arroz glutinoso, en la
refrigeradora guardo salchichas de pollo deshuesado que he preparado luego de
mil intentos y ayer he comprado en una tienda de Capón los hongos secos, pero
no logré conseguir hojas de loto.
(Me siento como hijo
de inmigrantes libaneses en Europa, con una mezcla de nostalgia y desarraigo
convertido en antojo, por esa ansiedad repentina de comer baba ghanoush, pero
sin poder cocinar el plato deseado por la falta de ingredientes con aroma de
tierra de ancestros. Si estuviera por estos lares americanos le
recomendaría que haga puré de berenjenas asadas, combinadas con siete hierbas
de los andes y a la hora de comer utilizar una chapla ayacuchana recién
horneada en una vieja panadería de Huamanga o un pan tres puntas conseguidas en
el Mercado San Camilo de Arequipa en las primeras horas de la mañana)
Me quedan dos
caminos a escoger: Uno es usar hojas de plátano maleño para hacer Lo Mai Gai
como el mejor de los tamales cañetanos, con maíz amarillo de Unanue y granos de
maní de Pacarán, especiado con ají colorado molido en batán y refrito de ajos y
cebollas characatas en manteca de chancho.
El otro camino es usar
hojas de bijao de Chincamayo para hacer Juane con arroz glutinoso, salchichas
de pollo y, en vez de hongos, añadir huevos duros y condimentar todo con
palillo fresco de Bagua, que también sabemos llamar azafrán.
Cual sea el camino
que elija, antes de almorzar brindaré una copa de vino de Lunahuaná conmigo
mismo, en silencio y mirándome al espejo mientras muevo mis energías por la paz
de mis parientes de Guangdong, que quizá nunca llegue a conocer.
Incertidumbre
Al mirar el
misterio de tus ojos no sé si ellos me ven o me miran. Espero con paciencia de
Job que en algún momento desees ingresar al patio común de los encuentros y
puedas susurrarme lo que solo tú sabes. Así me ayudarás a despejar las nubes de
mis sueños y saber a ciencia cierta si me ves o me miras.
Martín Mendo
Pachacámac, Setiembre 2015
Imagen Google: botainblog.wordpress.com
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