Recoger los pasos
Un buen día y sin aviso ingresaste con apuro a la
máquina del tiempo de nuestra casa y te fuiste
al pasado a recoger tus pasos. Me di cuenta momentos después al ver el tablero
electrónico de la máquina, antes de apagarse, indicando como destino una fecha
de tus años maravillosos.
Desde entonces he esperado tu regreso, marcando en
la pared el trascurso de los días, pensando que lo infinito está en los
detalles finitos y leyendo con avidez “En busca del tiempo perdido” de Proust.
Pero ayer, movido por la curiosidad, entré a la polvorienta
máquina del tiempo y la encendí de casualidad y, hoy, me encuentro en mi propio
pasado, sin posibilidades de retorno, esperando tu nacimiento un día de agosto, dentro
de diez años.
Multitudes despiertas
Mientras caminas tus desamores en medio de bocinas
y carteles de las calles nocturnas, puede servirte de consuelo el presagio de
Javier, pleno de amor por la vida de las multitudes despiertas, en su poema “no
tengo miedo de morir entre pájaros y árboles”. Verás cómo tu corazón resucitará
como imaginan los buenos cristianos que aprecias, más aún
si recuerdas que la bala amarilla lo alcanzó navegando en una carabela en el
río Madre de Dios.
Percy zenon de la Cruz Chavez
ResponderEliminar5:58 (hace 3 horas)
para mí
Al final la vida es como un circo romano, donde entramos a luchar como gladiadores para divertir al pueblo y al emperador.