Cotidianas
Dunas
Tienes
un territorio extenso con alambradas inexpugnables en algunas partes prohibidas.
Solo alcanzo a caminar sin rumbo fijo por la llanura, entre los bronces
dibujados por las brisas calientes de lo
que antes se llamaba invierno. Mis dedos son bastones en
los cuales me apoyo para recorrer a tientas tus pisos ecológicos, en un
mediodía con rostro de sobrevivencia. Las dunas abundantes en tu territorio son
cautivadoras y peligrosas porque embriagado por los aromas del bosque cercano
puedo perder equilibrio y desbarrancarme... El embrujo y la sed de la caminata me
hacen ir en busca del oasis perdido.
Moneda
El vuelo
inesperado de los gestos ha perdido el compás del corazón y las razones. ¿Dónde
está el rostro en el que se guardaron los besos? ¿Dónde ha ido la quietud de tu
mirada? ¿Dónde están tus labios encendidos de ganas? Han aparecido rejas y alambradas
en tus ojos. Guardianes uniformados de casas deshabitadas. Ahora solo queda un
vago recuerdo frente a la próspera sensación de la distancia. Por las calles
vacías deambulan las cenizas de mi ave fénix en busca de
una esquina acogedora, de nombres propios en pleno delirio por sus letras
canceladas, de algunos libros incunables perdidos en uno de los tanto naufragios, de la ruta de la historia sin norte específico, de la moneda habitual de cara y sello
que rueda por la única vereda de un pueblo sin destino.
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