Zoomanos

Lola

Ya sé que no usas simulaciones como estrategia de sobrevivencia, por eso tu mirada de hoy al momento de dejarte me hizo pensar en la urgencia de solucionar tu lucha permanente con la soledad. Caramba Lola, cada vez que me extiendes la mano, como es tu forma de pedir que te acaricie, creo que debo sacarte la soledad que tienes marcada en la piel como una erisipela severa. Pero, ¿qué hacemos con la soledad sentada cómodamente, como si tú no existieras,  en la silla turca de tu cabeza?


Celebraciones íntimas

En la  mañana del sábado estuve con Lola retozando en el  jardín, escuchando sus gemidos y acariciando sus engreimientos.  Compartimos una torta instantánea de pescado y arroz al mediodía. En la tarde tuve que dejarla triste y solo me llevé su mirada desconsolada  al salir a  tomar un café y un helado en medio de un paisaje de flores rojas y playas de arenas doradas por el sol del atardecer. En la noche calurosa del verano, de regreso a casa encontré a Begonia, acariciando los engreimientos de Lola y descansando después de ocho horas de búsqueda de su padre por los caminos insondables de la vida.

Martín Mendo, Feb 2014

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