Siempre libre

El tiempo es la imagen de la eternidad en movimiento

Platón

Estás lejos del alcance de todas las mediciones inventadas. Vives dentro y fuera de cualquiera de las circunstancias y lugares específicos,  más allá del sentido de patria, de las sobrevivencias cotidianas, de la fe y todas las ilusiones humanas. Llegas y te vas como el dios imaginado, sin calendarios y otros artificios. Eres libre en todos los sentidos y contrasentidos. Estas en la maduración de los frutos y en la última lágrima de los sauces, en los enamoramientos y en los desapegos, en las lanzas de todas las historias, en la germinación del huevo, en los atardeceres matutinos. Existes sin preocupación por el lenguaje escrito, sin el gozo o el temor por la naturaleza del mercadeo, ni por los descubrimientos pos colombinos, ni por el big bang como uno de los innumerables partos que tuviste. Somos hijos tuyos, negados a tu imagen y semejanza. Estás en la billonésima parte del átomo y con tus otros pies en las constelaciones nunca vistas. Eres el principio y fin de todas las historias desde la feliz y triste trenza de la vida y de la muerte. Estás en el ruido ensordecedor que no escuchamos y en los fuegos grandiosos encendidos por nerones inconmensurables. Eres un todo sin partes y sin resquicios, como Fortunato Quispe que dice ser de la Comunidad de Paras antes de decir que es Fortunato Quispe, porque sabe que no está solo, porque es parte del todo, nunca del aislamiento y nunca de la nada.

Martín Mendo

Octubre 2013